Por Luis Martínez Alcántara

El asesinato del diputado federal Benito Aguas Atlahua conmocionó a México, particularmente en Veracruz, donde fue atacado a balazos. De 45 años y miembro del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), fue víctima de un ataque mientras se encontraba en la comunidad de Tepenacaxtla, en el municipio de Zongolica. Según la Fiscalía del Estado, el legislador sufrió heridas en la cabeza y el tórax, y a pesar de ser trasladado a un hospital, falleció horas después debido a la gravedad de sus lesiones.

Las primeras investigaciones apuntan a que el ataque podría estar relacionado con la violencia que azota a Veracruz en los últimos años, donde operan grupos del crimen organizado como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa. Sin embargo, hasta ahora no se ha establecido un móvil claro para el asesinato de Aguas Atlahua. La Fiscalía General del Estado ha iniciado una carpeta de investigación para esclarecer los hechos y dar con los responsables, aunque aún no se cuenta con líneas de investigación concretas.

Las reacciones al asesinato han sido rápidas y contundentes. La presidenta Claudia Sheinbaum y la gobernadora Rocío Nahle expresaron su condena al crimen, prometiendo que se hará justicia. El Grupo Parlamentario del PVEM también lamentó la pérdida de su compañero y exigió que se identifique y castigue a los culpables. Este trágico suceso ha generado un clamor por mayor seguridad para los políticos en Veracruz, donde varios candidatos han sido víctimas de ataques en el pasado.

Los detalles del ataque indican que Aguas Atlahua fue abordado por al menos un agresor que se desplazaba en motocicleta. Este modus operandi es común en los ataques perpetrados por grupos criminales en la región. Además, se reportó que durante el ataque también perdió la vida un ingeniero que lo acompañaba, lo que resalta la brutalidad del incidente. La comunidad local y sus colegas políticos han expresado su indignación ante este acto de violencia.