Por Luis Martínez Alcántara

El retorno de Donald Trump al escenario político estadounidense encendió las alarmas respecto al discurso de odio y las políticas que vulneran los derechos humanos de los migrantes. Según datos del INEGI en la ENADID 2023, el 87.9% de los migrantes mexicanos tiene como destino Estados Unidos, donde enfrentan un ambiente cada vez más hostil alimentado por ideologías racistas y supremacistas promovidas por el expresidente. Así lo señaló el periodista Gerardo Sánchez Guadarrama, especializado en derechos humanos, quien calificó estas políticas como una amenaza directa a la comunidad latina. 

La migración y los derechos humanos están bajo escrutinio especialmente en diciembre, conmemorando el Día Mundial de los Derechos Humanos (10 de diciembre) y el Día Internacional del Migrante (18 de diciembre). Estas fechas llaman a la reflexión sobre las garantías fundamentales que, según la Declaración Universal de Derechos Humanos, deben protegerse sin importar origen étnico, religión o condición social. Sin embargo, la realidad en Estados Unidos es preocupante, ya que el racismo estructural y grupos como el Ku Klux Klan siguen fomentando la segregación y el odio. 

Las estadísticas del FBI respaldan esta problemática: en 2024, el 52.5% de los crímenes de odio estuvieron relacionados con raza u origen étnico, mientras que el 22.5% fueron motivados por religión. Estas cifras revelan un entorno donde la venta de armas sin restricciones amplifica el riesgo de ataques violentos contra comunidades vulnerables. Para Sánchez Guadarrama, la falta de políticas inclusivas y la eliminación de programas de diversidad durante la administración Trump han contribuido a este clima de exclusión y violencia.

En el ámbito empresarial, la presión de grupos conservadores también ha tenido impacto. Walmart, el empleador más grande de Estados Unidos, retiró en noviembre de 2024 sus iniciativas DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión), un ejemplo claro de cómo el discurso de odio trasciende las políticas gubernamentales para influir en decisiones corporativas y recuperar estas iniciativas es clave para construir espacios armónicos y combatir la discriminación.

La migración no puede detenerse con discursos de odio ni políticas segregacionistas. México y Estados Unidos deben colaborar en una estrategia integral que respete los derechos humanos y la seguridad de los migrantes. Este fenómeno no solo afecta a los individuos, sino también a la paz social y a los valores fundamentales que las naciones deben proteger, concluyó Sánchez Guadarrama.