Por Redacción

Pasadena, California – 28 de noviembre de 2025. El róver Perseverance de la NASA ha registrado por primera vez evidencia directa de descargas eléctricas en la atmósfera de Marte, una especie de “mini–rayos” asociados a tormentas de polvo y remolinos (dust devils), de acuerdo con un estudio publicado en la revista Nature y datos difundidos por la propia agencia espacial estadounidense.

El hallazgo fue posible gracias al instrumento SuperCam, que lleva un micrófono y sensores capaces de captar tanto sonidos como señales electromagnéticas. Tras analizar unas 28–30 horas de grabaciones obtenidas a lo largo de dos años marcianos, el equipo internacional identificó 55 eventos eléctricos: picos de señal acompañados de un leve chasquido acústico, interpretados como pequeñas descargas generadas en medio de tormentas de polvo y frentes de tormenta que cruzaron cerca del róver en el cráter Jezero.

Los científicos describen estas descargas como chispas triboeléctricas, producidas cuando diminutos granos de polvo se frotan y chocan entre sí dentro de los remolinos, acumulando carga hasta que se descarga en forma de arcos de apenas unos milímetros o centímetros de longitud. No son relámpagos espectaculares como los de la Tierra: el propio equipo las compara con el chispazo que sentimos al tocar una manija metálica en un día seco tras caminar sobre una alfombra.

Pese a su tamaño, el descubrimiento tiene implicaciones importantes. El estudio señala que estas micro–descargas pueden alterar la dinámica del polvo marciano, facilitando que el viento levante partículas del suelo, y podrían contribuir a crear un entorno químicamente más reactivo capaz de destruir moléculas orgánicas en la superficie. Además, los autores advierten que la electricidad estática generada en estas condiciones debe tomarse en cuenta al diseñar futuras misiones robóticas y tripuladas, porque podría interferir con equipos sensibles o representar un riesgo para astronautas.

Con estas observaciones, Marte se suma formalmente a la lista de mundos del Sistema Solar —como la Tierra, Júpiter y Saturno— en los que se ha documentado actividad eléctrica atmosférica. Para Perseverance, que ya había logrado captar por primera vez auroras en luz visible desde la superficie marciana y registrar en audio el viento y el vuelo del helicóptero Ingenuity, el “crujido” de estos mini–relámpagos añade una nueva pista sobre lo que le espera a cualquier futura colonia humana en el planeta rojo.