Por Luis Martínez Alcántara

Al menos 16 acciones violentas de las disidencias de las FARC habrían sido perpetradas en diferentes regiones de Colombia, con un saldo mortal que supera las siete víctimas y decenas de heridos. Estas acciones incluyeron explosiones con artefactos improvisados y ataques directos a fuerzas del Estado, impactando tanto militares como civiles. El suroccidente, especialmente los departamentos de Cauca y Valle del Cauca, sufrió la mayor parte de estos ataques.

Estas operaciones se habrían planificado como una conmemoración del tercer aniversario de la muerte del líder disidente conocido como alias Mayimbú. En Jamundí, un carro bomba cobró la vida de tres personas, entre ellas el responsable del ataque, mientras que en Cali y zonas rurales de Cauca otros atentados causaron múltiples bajas y heridos. Las víctimas han sido tanto agentes de la policía como civiles, incluidos pobladores que se encontraban en lugares públicos al momento de las explosiones.

Ante esta ola de violencia, el Gobierno nacional, representado por el presidente Gustavo Petro y el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, condenó los hechos y anunció una ofensiva militar inmediata para neutralizar a los responsables.

En un hecho político que ha conmocionado al país, el 7 de junio un joven de 14 o 15 años disparó contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay en Bogotá, dejándolo gravemente herido en la cabeza y la pierna. El menor, que huyó tras el ataque y fue detenido luego de recibir un disparo en la pierna, enfrenta cargos formales por tentativa de homicidio y porte ilegal de armas, aunque no será juzgado como adulto dada su edad.

Durante su primera audiencia, el joven se declaró inocente y afirmó que actuó por necesidad económica, asegurando que lo hizo “por plata, por mi familia”. El juez ordenó su detención preventiva en un Centro de Atención Especializada para menores, mientras se investiga si actuó por cuenta propia o bajo órdenes de una red criminal más amplia.