Por Luis Martínez Alcántara

Tras más de un año de desplazamiento debido al conflicto iniciado en octubre de 2023, miles de palestinos emprendieron su regreso al norte de la Franja de Gaza. Este retorno es posible gracias a un reciente acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás, que entró en vigor el 19 de enero de 2025. Según informes, más de 300,000 desplazados han vuelto a sus hogares en el norte del territorio.

Las imágenes de personas regresando a pie, celebrando y abrazándose, reflejan la mezcla de alegría y desafío que enfrentan al volver a áreas devastadas por el conflicto. Muchos encuentran sus hogares dañados o destruidos, pero prefieren esto a continuar en campamentos improvisados en el sur.

El alcalde de Ciudad de Gaza, Yahya al Sarraj, alertó sobre la necesidad de unas 135,000 tiendas de campaña para albergar a los retornados, anticipando que alrededor de 700,000 palestinos regresarán en los próximos días.

El acuerdo de alto el fuego también contempla un intercambio de prisioneros. Hamás se ha comprometido a liberar a varios rehenes israelíes en los próximos días, mientras que Israel ha comenzado la liberación de prisioneros palestinos. Este proceso es visto como un paso crucial hacia la construcción de confianza entre las partes y la consolidación de la tregua.

A pesar de la tregua y el retorno de los desplazados, la situación en el norte de Gaza sigue siendo crítica. La infraestructura está severamente dañada, y la población enfrenta desafíos significativos, incluyendo la falta de servicios básicos y recursos esenciales.

Organizaciones internacionales señalaron que los desplazamientos forzados y la destrucción masiva podrían constituir crímenes de guerra, subrayando la necesidad de una respuesta humanitaria urgente y una reconstrucción sostenible.

Mientras tanto, en Israel, especialmente en comunidades cercanas a la frontera como Sderot, existe preocupación por la posibilidad de nuevos ataques de Hamás. Aunque el alto el fuego ha traído un respiro, la desconfianza persiste, y muchos temen que la amenaza solo esté en pausa. La comunidad internacional observa de cerca estos desarrollos, esperando que el acuerdo se mantenga y conduzca a una paz duradera en la región.