Por Felipe Vega, fundador y director general de CECANI Latinoamérica, empresa de capacitación para organizaciones no lucrativas
El agroalimentario es un sector en plena modernización, con necesidades de atender a una creciente demanda de alimentos sostenibles, saludables y que necesita profesionales creativos y con una formación sólida.
Incluso, el sector agroalimentario presenta una evolución constante en los últimos años. En muchas naciones es la actividad manufacturera que genera mayor ocupación en el sector industrial.
Hoy, el sector se encuentra en pleno proceso de adaptación a un nuevo escenario empresarial. Los retos a los que se enfrenta son satisfacer nuevas demandas de productos más saludables, la creciente tendencia al consumo fuera del hogar, desarrollo de marcas del distribuidor, aumento del comercio on-line, incorporación de las tecnologías digitales a los procesos productivos y mayor concienciación por el impacto medioambiental, entre otros.
No en vano, la industria agroalimentaria se encuentra ahora en el centro de la misión social del Tercer Sector.
Paralelamente, las nuevas tendencias demandan profesionales que se adapten a la modernización de un sector que requiere cubrir nuevas necesidades y desafíos, así como a aprovechar oportunidades. Esto afecta desde la base de la agricultura o ganadería hasta la comercialización de producto.
Una meta insoslayable ahora es la adaptación del sector a un sistema sostenible, tanto en su dimensión medioambiental, como en la sociodemográfica y económica. En esta área se centran muchas de las Organizaciones No Gubernamentales en el mundo. México no es la excepción.
Otra área de estudio es la alimentación saludable mientras asciende la concienciación de los consumidores por el bienestar y del impacto que genera el consumo en el planeta.Un ejemplo de esta demanda es el auge de los alimentos basados en vegetales debido a que cada vez son más las personas que buscan alternativas a la carne.
Asimismo, muchas de las empresas del sector también ven la necesidad de apostar por nuevas tecnologías y aumentar la inversión en innovación para estar a la altura de las necesidades de la sociedad. Por supuesto, esto presupone nuevas oportunidades de acción en las figuras no lucrativas que trabajan por un sistema alimentario más sostenible, saludable y seguro.
En una era donde la sociedad demanda otro tipo de productos y comienza a dar relevancia a la responsabilidad ética y social de las empresas, ya no es tan importante la cantidad si no la calidad de los productos.
Esto demanda nuevas opciones de mercado, pero también nuevos profesionales. No es solo que la industria agroalimentaria se modernice, es crear nuevas posibilidades de trabajo y formación que los propios interesados demandan en su vida particular.