El conflicto entre Israel y Hamás en Gaza comenzó el 7 de octubre, cuando milicianos de Hamás realizaron un ataque dentro de Israel, causando la muerte de aproximadamente 1.200 personas y tomando 250 rehenes. La respuesta militar de Israel ha sido intensa, con una serie de operaciones aéreas y terrestres que han dejado un saldo devastador de al menos 36.000 palestinos muertos, según el Ministerio de Salud de Gaza.

En este contexto de violencia continua, se produjo un trágico incidente. A primeras horas del jueves, un ataque israelí impactó la escuela Al-Sardi en el centro de Gaza, dejando al menos 33 muertos, entre ellos 12 mujeres y niños. La escuela, gestionada por la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA), acogía a palestinos desplazados por los operativos y bombardeos israelíes en el norte de Gaza.

Según testigos y trabajadores sanitarios, los misiles golpearon las aulas del segundo y tercer piso, donde se refugiaban familias enteras. Ayman Rashed, uno de los desplazados, relató que ayudó a sacar cinco cuerpos, incluidos un anciano y dos niños, en medio de la oscuridad y el caos.

El vocero del ejército israelí, contraalmirante Daniel Hagari, afirmó que el ataque fue un “ataque de precisión” dirigido contra milicianos de Hamás que, según inteligencia israelí, operaban desde tres aulas específicas.

Aseguró que no había mujeres ni niños en el momento del ataque. Sin embargo, las imágenes y testimonios de los heridos y muertos, muchos de ellos niños, contrarrestan esta versión oficial y subrayan la tragedia humana que se vive en Gaza.

Las víctimas del ataque fueron trasladadas al hospital Mártires de Al-Aqsa que se encuentra en una situación crítica, con falta de electricidad y personal médico abrumado por el volumen de pacientes.

Por Luis Martínez Alcántara.