Por Luis Martínez Alcántara
CIUDAD DE MÉXICO.- El 18 de octubre se celebra el Día de la Cultura por la No Discriminación, una fecha clave que nos recuerda la importancia de luchar contra la exclusión basada en la identidad de género, color de piel, edad o procedencia étnica. En México, la discriminación sigue siendo un problema grave que afecta profundamente a distintos sectores, especialmente a la comunidad LGBT+, que enfrenta altos niveles de rechazo social.
Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS 2022), el 43.7% de las personas identificadas como LGB+ reportaron haber sido víctimas de discriminación. Este tipo de exclusión impacta no solo la vida personal de las personas, sino también su desarrollo en ámbitos laborales y sociales. Como señaló el activista e investigador Gerardo Sánchez Guadarrama, la discriminación sigue siendo una práctica cotidiana en muchos aspectos de la vida de los mexicanos.
Sánchez Guadarrama subrayó que la discriminación va más allá de la orientación sexual. “La exclusión ocurre por motivos como la identidad de género, el origen étnico, la discapacidad, o la condición económica”. Además, destacó que estas prácticas limitan los derechos de los ciudadanos y son una barrera para la convivencia sana. Fechas como el 18 de octubre son fundamentales para recordar que la discriminación es un hábito aprendido que debe ser erradicado.
El activista enfatizó que en países donde se promueve más información sobre la diversidad, se favorece la reflexión crítica y el respeto mutuo, elementos esenciales para construir una sociedad justa e igualitaria. “Crear conciencia es clave para reducir el rechazo social y fomentar una convivencia más inclusiva”, comentó.
El periodismo y la educación juegan un rol crucial en esta transformación. Según Sánchez Guadarrama, es necesario visibilizar e impulsar una cultura más incluyente desde todos los entornos sociales, creando espacios seguros y diagnósticos que midan los niveles de violencia contra las minorías. Esto permitirá desarrollar estrategias efectivas para reducir la exclusión y promover la igualdad.
“El semáforo LGBTfóbico ha sido una herramienta muy útil en mi trabajo para identificar prejuicios no solo en la comunidad LGBT+, sino en otros grupos sociales”, concluyó. Para él, este tipo de iniciativas ayudan a romper estigmas y a recordar que la diversidad no es un problema, sino una fortaleza que enriquece a las sociedades.