Por Mauricio Palomares — Especialista en futuros posibles

La Ciudad de México avanza hacia su siguiente gran transformación en movilidad con la expansión de nuevas rutas de Cablebús. Sin embargo, el anuncio de los trazos y la previsión del derribo de árboles en varias zonas ha generado una discusión necesaria: ¿cómo impulsar infraestructura verde y movilidad sostenible sin sacrificar los pocos pulmones urbanos que nos quedan?

El debate no es menor. La capital vive una contradicción cotidiana: necesitamos transporte limpio, seguro y de alta capacidad, pero también requerimos conservar cada metro cuadrado de naturaleza urbana para mitigar el calor extremo, reducir partículas contaminantes y mantener la salud ecosistémica.

En este punto, la visión Solarpunk ofrece una ruta alternativa. No se trata de elegir entre infraestructura o árboles: el futuro deseable combina tecnología, comunidad y naturaleza, integrándolas como un sistema que se fortalece mutuamente.

Un Cablebús verdaderamente verde es posible

El Cablebús, por sí mismo, es un sistema de transporte que ya reduce emisiones, evita millones de viajes contaminantes y disminuye tiempos de traslado. Pero puede ser más que eso:

* ¿Por qué no convertir sus estaciones en jardines elevados?

* ¿Por qué no integrar techos solares que alimenten parte del sistema?

* ¿Por qué no reubicar árboles nativos en lugar de talarlos, o rediseñar trazos para minimizar afectaciones?

La movilidad del futuro no puede seguir justificando la pérdida de biodiversidad bajo la narrativa del “progreso”. Hoy la ciudadanía demanda soluciones híbridas: infraestructura limpia con respeto absoluto a la naturaleza.

Ejemplo 1: Medellín y los corredores verdes

Medellín, Colombia, transformó avenidas enteras en corredores verdes que acompañan estaciones de metrocable y transporte masivo. Estos corredores redujeron la temperatura urbana hasta 2°C, aumentaron la biodiversidad y mejoraron la calidad del aire.

La clave: infraestructura + reforestación + mantenimiento comunitario.

Ejemplo 2: Friburgo, Alemania: movilidad solar y ciudad bosque

Friburgo es uno de los laboratorios vivos del urbanismo renovable. Su sistema de movilidad combina tranvías, senderos peatonales, ciclovías y techos solares —incluyendo estaciones de transporte— totalmente integrados con áreas verdes protegidas.

El resultado: una ciudad de alta movilidad con una huella ecológica mínima y un modelo que inspira a Europa.

¿Y CDMX?

La capital podría replicar estas visiones de futuro con mayor ambición: protección de árboles con tecnología de geolocalización, trazos optimizados mediante análisis de sombra y ventilación, viveros comunitarios anexos a estaciones y paneles solares que alimenten iluminación e infraestructura.

El Cablebús puede convertirse en símbolo del urbanismo solarpunk mexicano: movilidad elevada, limpia y eficiente, construida sin romper la continuidad ecológica de los barrios.

El desafío está en lograrlo sin repetir las viejas lógicas sacrificatorias.

El futuro urbano ya no admite compromisos a medias.

CDMX merece un sistema de movilidad que no solo conecte puntos en el mapa, sino que conecte a la ciudad con su propia naturaleza.

La pregunta es si estamos listos para dar ese siguiente paso: construir una metrópoli donde árboles y transporte no compiten, sino que se elevan juntos hacia un futuro más luminoso.