Por Luis Martínez Alcántara 

CIUDAD DE MÉXICO.- Hace 71 años, las mujeres mexicanas lograron una de las victorias más significativas en su lucha por la igualdad: el derecho al voto. En 1953, tras décadas de activismo, se aprobó la reforma constitucional que permitió a las mexicanas votar y ser electas para cargos públicos. Este fue un hito en la historia del país, impulsado por mujeres valientes como Hermila Galindo, Elvia Carrillo Puerto y Amalia González, quienes lucharon incansablemente por los derechos políticos de las mujeres.

El derecho al voto no fue solo un cambio legal, sino el comienzo de una revolución que permitió que las mujeres mexicanas pudieran involucrarse en la toma de decisiones políticas. A lo largo de los años, destacadas figuras como Rosario Castellanos y Carmen Serdán continuaron alzando la voz por los derechos femeninos, contribuyendo a la transformación de una sociedad que antes negaba su participación activa en la política.

En este largo camino de lucha, las mujeres mexicanas rompieron múltiples barreras. Desde ser electas en cargos municipales hasta llegar al Congreso, han ido construyendo un legado de participación política. Entre estas mujeres, Ifigenia Martínez y Rosario Robles también dejaron huella al abrir espacios para las futuras generaciones que hoy son líderes en diversos ámbitos.

El logro máximo de esta lucha se alcanzó en 2024, cuando Claudia Sheinbaum se convirtió en la primera presidenta de México. 

Sheinbaum, activista desde su juventud, resaltó que no llegó sola al poder, sino que representaba a todas las mujeres mexicanas que habían luchado antes que ella. En su discurso de asunción como Presidenta de México, destacó a las abuelas, madres e hijas que hicieron posible este momento histórico.

Este triunfo no solo marca un antes y un después en la historia de México, sino que también es un reconocimiento a los años de lucha de las mujeres por ser escuchadas y valoradas en la política. Con Sheinbaum en la presidencia, se celebra el esfuerzo de todas aquellas que, desde 1953, abrieron las puertas para que las mexicanas participaran plenamente en la construcción del país.