Por Luis Martínez Alcántara 

 

Los Yunes hicieron su estrategia en dos actos.

PRIMER ACTO 

CIUDAD DE MÉXICO.- La incorporación de Miguel Ángel Yunes Linares a la bancada de Morena en el Senado generó un gran revuelo en el ámbito político mexicano. Su llegada no solo sorprendió a la oposición, sino que también fue clave para que la Cuarta Transformación lograra la mayoría calificada necesaria para aprobar la Reforma Judicial.

Yunes Linares, quien fue gobernador de Veracruz y anteriormente pertenecía al PAN, se convirtió en un aliado estratégico para Morena, generando cuestionamientos sobre los motivos detrás de su cambio de lealtad.

El voto de Yunes Linares fue crucial para Morena, que contaba con 85 escaños en el Senado tras la adhesión de dos ex PRD. Con su incorporación, Morena alcanzó los 86 votos necesarios para la mayoría calificada, permitiendo avanzar con la aprobación de la Reforma Judicial sin necesidad de acuerdos o concesiones con la oposición.

La llegada de Yunes Linares al Senado estuvo acompañada de manifestaciones y acusaciones de traición por parte de la oposición, lo que marca un cambio significativo en el panorama legislativo del país.

SEGUNDO ACTO

Por la tarde, el senador panista Miguel Ángel Yunes Márquez decidió respaldar la reforma judicial promovida por el presidente Andrés Manuel López Obrador, con lo que Morena tuvo los votos necesarios para aprobarla. El legislador, quien reapareció luego de que pidiera licencia por temas de salud, en horas la recuperó.

EL PRECIO

Sin embargo, la verdadera polémica surge en torno al precio que la familia Yunes podría haber pagado —o negociado— por este voto decisivo. Según la columna de Ricardo Raphael en Milenio, el costo de este movimiento político fue la impunidad para los miembros de la familia Yunes.

De acuerdo con el periodista Ricardo Raphael, Yunes Márquez acordó que desaparezcan las órdenes de aprehensión que existen contra su familia. Que no son pocas:

El propio Yunes Márquez enfrenta tres delitos de fraude.

Su padre Yunes Linares —su suplente en el Senado por algunas horas—enfrenta cargos de delincuencia organizada.  

Su hermano Fernando está acusado de delitos electorales y daño patrimonial.

Aunque no se ha confirmado oficialmente este acuerdo, las especulaciones crecen y dejando en el aire la pregunta de hasta dónde llega la impunidad en la política mexicana.