Migrantes que caminan a diario por comunidades, pueblos y ciudades de los estados de la frontera norte de México, siguen denunciando que son objeto de agresiones físicas y asaltos, junto con niños que los acompañan, por parte de agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), de la Guardia Nacional y policías estatales, además de los constantes operativos para frenar su avance.

 

Además de las amenazas, extorsiones y asaltos que sufren a manos de delincuentes de bandas del crimen organizado, quienes, en muchos casos, los obligan a trasladar droga hacia el otro lado en calidad de “mulas”.

 

Ese es el panorama que van reportando a los reporteros de los medios informativos estatales que los entrevistan a su paso por los estados de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Sonora y Baja California.

 

 

Esa es la problemática diaria que siguen informando los migrantes, a lo que agregan los también constantes operativos en los trenes que abordan para aligerar la travesía en busca de llegar a la línea fronteriza con Estados Unidos y buscar una oportunidad de pasar al otro lado.

 

Es donde acusan que los uniformados de las citadas corporaciones policiacas los someten a tratos violentos, humillaciones y robo de sus escasas pertenencias que pueden llevar.

 

Daniela Padilla, de El Heraldo de Chihuahua, informó que gracias a los testimonios de migrantes y a los vídeos compartidos en redes sociales, se detectó en los últimos días a personal de Migración realizando numerosos operativos en Chihuahua, Delicias, Juárez, Jiménez, Villa Ahumada, donde revisan trenes con migrantes para capturarlos y regresarlos a Tapachula, Chiapas.

 

Gilbert Marín, un venezolano que le toco pasar por uno de estos operativos explicó que desde Torreón lograron observar que las unidades del INM los seguían, contó que incluso logró observar que los agentes se escondían detrás de matorrales esperando a que estos se bajaran de los vagones

 

El extranjero y compañeros con los que viajaba informaron que en el tren viajaban poco más de 500 personas, de las cuales, al menos 250 fueron obligadas a bajar de los vagones por los agentes de migración, quienes según los migrantes, se dieron el lujo de utilizar violencia para alejarlos del tren férreo y subirlos a un autobús de viaje para su retiro del estado.

 

Antes de ser subidos a tres autobuses de regreso a Tapachula, Gilbert mencionó que estuvieron sentados más de 12 horas sin que les dieran oportunidad de conseguir agua ni comida, a pesar de que entre la gente se encontraban mujeres embarazadas y menores de edad.

 

Marín también comentó que los agentes de migración se comportaron de forma violenta con ellos; además, no llevaban identificación a pesar de estar uniformados y sus rostros se encontraban completamente tapados.

 

Esto lo confirmo Rodni, un padre venezolano de un pequeño menor de cinco años, quien fue víctima de los tratos sin medida de los supuestos agentes de la INM, “le tiraron un diente y tiene toda la carita hinchada”, expresó el migrante.

 

“Queremos que nos dejen de perseguir como delincuentes, solo estamos de paso, y ya no nos vamos a aguantar con los malos tratos”, expreso Gilbert, teniendo la aprobación de sus compañeros, quienes dijeron estar cansados de la violencia en la que se ven obligados a vivir.

 

Por Abel López Jiménez.