La presencia de topes vehiculares en calles y vialidades de alta afluencia aumentan la exposición a contaminantes y el consumo de combustible hasta 60 por ciento para los vehículos pesados; de 44 a 48 por ciento para los livianos; y de 54 a 71 por ciento para los camiones de pasajeros, de acuerdo con un estudio realizado por investigadores del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC).
“En una simulación de una calle parecida a Delfín Madrigal se revisaron las emisiones ante la presencia y ausencia de un tope, donde se observó cómo se distribuye la contaminación, especialmente óxidos de nitrógeno y PM2.5”, detalla el estudio.
Como parte del monitoreo, detectaron también que ciertos hábitos de la gente al caminar en la vía pública, también los expone a más contaminación del aire.
Los resultados mostraron que los peatones que caminan lento tuvieron un tiempo de exposición 17 por ciento más a la polución, respecto a quienes lo hacen más rápido. Adicionalmente, los corredores y ciclistas la redujeron hasta en 57 por ciento y 73 por ciento, respectivamente, en comparación con los caminantes.
Durante la charla “Algunos trabajos de la UNAM acerca de la exposición personal a la contaminación atmosférica en microambientes”, Jazcilevich Diamant recordó que es necesario tener una estimación precisa de inhalación de contaminantes atmosféricos, a fin de evaluar de manera realista los riesgos y diseñar e implementar de estrategias para controlarlos.
“Se debe conocer lo que verdaderamente respira un ciudadano para ponderar cuáles son las políticas a seguir, para aminorar la situación”, abundó el experto del grupo Fisicoquímica Atmosférica.
El informe considera que las autoridades competentes en el área deben considerar la necesidad de colocar topes en las calles y comprobar si de verdad se reduce la velocidad evitando accidentes vehiculares o si sólo provocan la contaminación del aire y con ello un impacto serio a la salud de las personas que caminan o viven en las cercanías.
Foto: Los topes vehiculares obligan al auto que circula a reducir la velocidad y con ello disminuir los accidentes de tránsito, sin embargo, el gasto de combustible que implica la mecánica de pasar un tope resulta contaminante al ambiente. Foto: UNAM