Por Redacción:

Ciudad de México.- En las últimas 24 horas se reavivó el debate sobre el fracking en México a partir de un análisis publicado este lunes por El País, que describe una contradicción entre el Plan Estratégico 2025–2035 de Pemex y los mensajes públicos del gobierno y de la propia petrolera. El documento corporativo admite que 57% de los recursos prospectivos del país están en “plays no convencionales” —yacimientos que, en la práctica, se explotan con fractura hidráulica—, al tiempo que altos funcionarios sostienen que “no habrá fracking”.

El Plan Estratégico —presentado el 5 de agosto por Sener, Hacienda y Pemex— es la hoja de ruta para estabilizar finanzas y producción. En su diagnóstico, Pemex reconoce 113 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente en recursos prospectivos y detalla que más de la mitad se localiza en yacimientos no convencionales. Aunque el documento no usa la palabra “fracking”, la categoría implica formaciones de lutitas donde esa técnica es la vía estándar de extracción.

Tras el anuncio del plan, Reuters y otros medios informaron que el gobierno explora un giro para aprovechar no convencionales (como las cuencas Burgos, Sabinas–Burro Picachos y Tampico–Misantla) con el fin de elevar la producción de gas y crudo y reducir dependencia de importaciones; esta lectura fue inmediatamente matizada por la dirección de Pemex, que aclaró a la prensa especializada que el plan “no contempla” explotar shale con fracking y que el foco operativo seguirá en yacimientos convencionales del sureste. El resultado es un mensaje cruzado: hacia fuera se insinúa la puerta abierta; hacia adentro, se niega.

La discusión ocurre en un contexto energético y político delicado. México importa cerca del 70% del gas natural que consume desde Estados Unidos; la administración de Claudia Sheinbaum ha defendido la seguridad energética y, a la vez, su compromiso con la transición. Esa tensión —entre autonomía energética y metas climáticas— explica parte del lenguaje elusivo del plan y de las declaraciones oficiales.

Del lado social y ambiental, organizaciones como Greenpeace y la Alianza Mexicana contra el Fracking advirtieron la semana pasada que el documento abre la puerta al retorno de la técnica, pese a las promesas previas de prohibirla; exigieron definiciones legales y regulatorias y transparencia sobre agua, químicos y residuos. El País resume esas críticas y subraya el uso de eufemismos (“estimulación”, “yacimientos complejos”) en el discurso oficial.

Qué está verificado hoy:

— Existe un Plan Estratégico 2025–2035 presentado por el gobierno y Pemex (5 de agosto) que reconoce la relevancia de los no convencionales en los recursos prospectivos del país.

— Medios internacionales reportaron un posible giro hacia no convencionales; Pemex respondió que no explotará shale con fracking según su interpretación del plan. La discrepancia está documentada en coberturas de la última semana.

— El debate sobre fracking se reactivó ayer y hoy con notas, posicionamientos y análisis, sin que exista —hasta el cierre de esta edición— un decreto o lineamiento oficial nuevo que autorice perforación de shale a escala.