Por Redacción:

Ciudad de México.- La relación México–Estados Unidos en materia de seguridad vivió un choque de narrativas esta semana. El lunes 18, la DEA anunció “Project Portero”, una iniciativa para desmantelar a los “porteros” —operadores que controlan corredores de contrabando de drogas, armas y dinero— mediante capacitación conjunta y coordinación de objetivos en la frontera suroeste de EE. UU. El comunicado describió el programa como un “esfuerzo bilateral” y su operación insignia contra el tráfico de sintéticos.

Un día después, la presidenta Claudia Sheinbaum desmintió que exista algún acuerdo con la DEA. En su conferencia matutina afirmó que ninguna institución de seguridad mexicana ha pactado un operativo de ese tipo y que lo único verificable es la participación de policías en un taller en Texas. También subrayó que el gobierno mexicano solo firma acuerdos con el Departamento de Estado, y siempre bajo los principios de soberanía y respeto territorial; dijo que un marco de coordinación con esa dependencia está prácticamente listo.

La contradicción escaló el jueves, cuando el administrador de la DEA, Terry Cole, declaró en Fox News que México muestra una “voluntad de cooperar a niveles récord” con Estados Unidos, pese a la negativa pública de un operativo conjunto. El País recogió la entrevista y situó el mensaje en el contexto de la campaña estadounidense contra el fentanilo.

Qué está confirmado —integrado en la historia

  1. Existe un anuncio oficial de la DEA: “Project Portero” se presentó como un programa para identificar objetivos conjuntos, con entrenamiento multisemanas en uno de sus centros de inteligencia y la idea de coordinar estrategias entre personal estadounidense y agentes mexicanos invitados. Ese énfasis “bilateral” proviene del comunicado de la agencia.
  2. La postura de México: Sheinbaum dijo textualmente: “No hay ningún acuerdo con la DEA… no sabemos con base en qué emitieron este comunicado”. Recalcó que cada país opera en su territorio y que el único hecho verificable es un taller en Texas con cuatro policías mexicanos. Reuters y AP documentaron sus declaraciones y el detalle del taller.
  3. La frase de “cooperación récord”: Cole sostuvo en TV que ve una disposición inédita de México a cooperar; se trata de una afirmación de la DEA, no de un acuerdo formal anunciado por ambos gobiernos.

El episodio revela tensiones persistentes sobre cómo y con quién se formaliza la cooperación. Tras el caso Cienfuegos, México acotó la operación de agencias extranjeras en su territorio; hoy, el gobierno busca coordinarse con Washington mediante un acuerdo marco (vía Departamento de Estado) que fije reglas de soberanía y no subordinación. En ese marco, que la DEA presente un “esfuerzo bilateral” sin anuncio conjunto genera fricción y obliga a precisar alcances antes de cualquier despliegue. Reuters recuerda además los antecedentes de críticas a intervenciones percibidas como invasivas.

En las próximas semanas, el foco estará en dos frentes oficiales: (1) si Washington y la SRE firman el nuevo acuerdo de seguridad que Sheinbaum dio por “prácticamente listo”; y (2) si la DEA ajusta su narrativa pública de “iniciativa bilateral” a un esquema de capacitación y coordinación que no implique operaciones conjuntas en territorio mexicano sin adhesión explícita del Gobierno de México. Mientras tanto, la cooperación continuará en canales operativos acotados —como talleres y entrenamientos— que no constituyen por sí mismos un acuerdo binacional.