Por Luis Martínez Alcántara

Con apenas 16 años y 265 días, Gilberto Rafael Mora Zambrano, mediocampista de Xolos de Tijuana, se convirtió en el futbolista más joven en ganar una final internacional con la selección mayor. Sucedió en la reciente Copa Oro 2025, donde México se coronó campeón. Su actuación en la semifinal y la final demuestran que talento y madurez pueden llegar en edades sorprendentemente tempranas.

En los cuartos de final frente a Arabia Saudita, Mora fue titular con solo 16 años, 257 días, superando a figuras históricas del Tri como Rafael Márquez y Luis Pérez. Durante 73 minutos, mostró serenidad y visión de juego: combinó con Raúl Jiménez y participó activamente en la jugada que condujo al primer gol de México.

En la semifinal, ante Honduras, brilló aún más. Su pase magistral en el minuto 49 habilitó a Jiménez para el gol del triunfo que abrió el camino a la final. Más allá del título, su rendimiento dejó claro que su nivel competitivo y actitud bajo presión pertenecen a un jugador con mucha más experiencia.

Este logro histórico no solo redefine los límites del talento juvenil mexicano, sino que también enciende una inspiración para jóvenes de todas las edades. Gilberto demuestra que con disciplina, apoyo familiar —mencionar que su padre exjugador jugó un rol clave — y oportunidades, los sueños de brillar a gran escala están al alcance de muchos.

El caso de Mora trasciende lo deportivo. Es un ejemplo para la juventud mexicana, mostrando que el esfuerzo, la educación emocional y la mentalidad adecuada pueden lograr hazañas históricas. A sus 16 años, ya no solo es una promesa: es un referente de cómo los jóvenes pueden convertirse en protagonistas globales con solo creer en su camino.