Por Luis Martínez Alcántara
Un ataque aéreo israelí en Khan Younis, al sur de la Franja de Gaza, cobró la vida de nueve hijos de la doctora Alaa al-Najjar, una pediatra de 35 años que se encontraba de guardia en el Hospital Nasser durante el bombardeo el 23 de mayo.
Las víctimas, de entre siete meses y 12 años, fueron alcanzadas mientras dormían en su hogar familiar. Su esposo, también médico, y su hijo de 11 años, Adam, sobrevivieron con heridas graves y permanecen hospitalizados.
La tragedia conmocionó a la comunidad médica y humanitaria internacional. El ataque, que destruyó completamente la vivienda de la familia al-Najjar, ha sido descrito por colegas y testigos como una de las pérdidas más desgarradoras desde el inicio del conflicto. Imágenes difundidas muestran a los equipos de rescate recuperando los cuerpos de los niños entre los escombros, algunos de ellos completamente calcinados.
El ejército israelí declaró que el objetivo del ataque era una zona cercana donde operaban presuntos combatientes, y que se habían emitido advertencias previas para la evacuación de civiles. Sin embargo, organizaciones humanitarias y autoridades locales han cuestionado la efectividad de dichas advertencias, señalando que muchas familias no tienen a dónde ir debido al bloqueo y la destrucción generalizada en Gaza.
Desde la reanudación de las hostilidades en marzo, más de 3,750 palestinos han muerto, elevando el total de víctimas desde octubre de 2023 a más de 53,000, incluidos más de 16,500 niños. La ONU y diversas organizaciones de derechos humanos expresaron su preocupación por el alto número de víctimas civiles y han instado a ambas partes a respetar el derecho internacional humanitario.