Por Monserrat Californias 

Científicos han captado mediante ondas gravitacionales la fusión más grande jamás observada entre dos agujeros negros, cada uno con más de 100 veces la masa del Sol. El evento ocurrió hace aproximadamente 10 mil millones de años luz y fue detectado por la red internacional LIGO/Virgo/KAGRA. Esta colisión ha generado un nuevo agujero negro de entre 225 y 265 masas solares, superando con creces registros anteriores.

La señal detectada – conocida como GW231123 – fue captada por los dos detectores de LIGO el 23 de noviembre de 2023 y duró apenas 0.1 segundos. A pesar de su brevísima duración, las perturbaciones en el espacio‑tiempo fueron suficientemente claras para reconstruir las características de la fusión. Los agujeros negros progenitores tenían masas estimadas en 137 M☉ y 103 M☉, y giraban a velocidades altísimas, cerca del límite teórico permitido.

Este hallazgo desafía los modelos tradicionales, ya que las masas involucradas están en la zona donde no se esperan agujeros negros formados por colapso estelar directo, lo que sugiere que podrían ser productos de fusiones anteriores (modelos jerárquicos). El giro extremo reforzaría esta hipótesis, pues los remanentes de fusiones acumulan momento angular mayor.

Se trata de uno de los eventos más violentos medidos en el universo aunque produce las señales más débiles registrables en la Tierra, recordando cómo las ondas gravitacionales viajan por eones antes de llegar a nuestros detectores con apenas una fracción de signo discernible. Esta observación abre nuevas ventanas para estudiar la formación de agujeros negros supermasivos y repensar su árbol genealógico cósmico.

Con más de 300 fusiones detectadas hasta la fecha, esta nueva expansión en masa y spin representa un salto cualitativo en la astrofísica moderna. El descubrimiento fue presentado oficialmente en la conferencia GR‑Amaldi en Glasgow el 14 de julio de 2025. Las próximas mejoras en detectores prometen revelar más colisiones extremas en el universo profundo.