Por Luis Martínez Alcántara

La Ruta Wixárika por los Sitios Sagrados hasta Wirikuta, también conocida como Tatehuarí Huajuyé o Camino del Abuelo Fuego, fue declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en la 47ª sesión del Comité celebrada en París, Francia, el 12 de julio de 2025.

Este reconocimiento convierte a México en el primer país de América Latina en inscribir una tradición indígena viva, reflejando un justo reconocimiento a los saberes ancestrales y la justicia cultural para los pueblos originarios.

Este corredor biocultural de más de 500 km recorre sitios sagrados distribuidos en 20 puntos a lo largo de Nayarit, Jalisco, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí, terminando en el desierto sagrado de Wirikuta. Durante la peregrinación anual, los wixaritari –liderados por sus chamanes– realizan rituales con el peyote (hikuri) y ofrendas que fortalecen su vínculo espiritual con la naturaleza y las deidades.

La UNESCO subrayó que la ruta no solo protege los componentes físicos como manantiales, montañas y cuevas, sino también la dimensión intangible de conocimiento ecológico y cultural transmitido de generación en generación. Según Diego Prieto, director del INAH, este reconocimiento es “un legado para toda la humanidad” y una oportunidad para estudiar y difundir prácticas tradicionales vivas.

Para la comunidad wixaritari, obtener este estatus internacional representa una protección legal frente a proyectos mineros, agrícolas e industriales, así como al turismo desordenado que amenaza su territorio y el peyote. Totupica Candelario Robles, representante del Consejo Wixárika, destacó que el reconocimiento es resultado de casi 30 años de lucha comunitaria, y que ahora cuentan con una herramienta para resguardar sus sitios sagrados y derechos.

Con esta nueva inscripción, México suma ya 36 bienes en la Lista del Patrimonio Mundial, colocándolo como el país con más sitios reconocidos en América y el séptimo a nivel mundial. La Ruta Wixárika reafirma que las culturas vivas merecen el mismo valor que las ruinas antiguas, y nos invita a mirar con respeto y admiración a quienes mantienen una relación sagrada y sostenible con el entorno natural.